lunes, 2 de mayo de 2011

¿Qué hay de bueno y de malo en la no linealidad? (I)

Inauguro mi primer post temático sobre la no linealidad con una reflexión personal que me ha surgido al hilo de lo que venimos hablando en los últimos chats. Mi cuestión es: ¿Es la no linealidad revolucionaria? A primera vista, podría parecer una pregunta perogrullesca, de respuesta tan evidente que resulta innecesaria, pero, en mi opinión, hay aspectos en la no linealidad que no son del todo excepcionales.
Un ejemplo, a nuestro modo de ver, claro. Pinchemos en él:

http://www.ucm.es/info/especulo/hipertul/pentagonal/


Como se puede comprobar, en esta hiperficción titulada 'Pentagonal: incluidos tú y yo', de Carlos Labbé, un recorte de prensa sirve de canalizador de diferentes recorridos narrativos, cada uno representado por una palabra distinta inserta en la enigmática noticia en cuestión. A partir de ahí, el receptor -que, recordemos, en los relatos no lineales juega un papel mucho más decisivo al poder escoger su itinerario dentro de la historia, lo que diluye el distanciamiento tan prominente que existía anteriormente entre el E y el R de una obra- puede ir trazando su camino a lo largo del relato de acuerdo con las decisiones que tome en cada momento.
Esta característica en concreto -la posibilidad de elegir el modo en que se desarrolla el proceso de recepción- sí nos parece algo nuevo y ciertamente diferente con respecto a la linealidad a la que hemos estado sujetos, ya fuera a través de un libro de texto, de una película o de una novela al uso. Como se dijo en el último chat, la no linealidad permite que se pueda acceder a un saber o a una historia determinada de una forma más asociativa, tal y como funciona nuestra mente, que permanentemente está estableciendo relaciones, formando ideas relacionadas con otros esquemas anteriores y respondiendo a nuevas interacciones entre aquello que conocemos y lo que no conocemos pero está íntimamente vinculado. Sin embargo, sin ánimo de convertirme en 'abogado del diablo', coincido con mi compañero Pepe en que la no linealidad, por muy abierta que sea la experiencia que se consigue en el usuario, sigue adoleciendo del problema ideológico de la autoría, es decir, que detrás de todo el artificio siempre habrá una mente pensante que mueva los hilos del relato no lineal para hacer que éste funcione. Y esa, leve o no, presencia del autor nos hace dudar de si la no linealidad no será una suerte de collar distinto para el mismo perro de siempre, el que suelta en un momento dado el dueño y propietario, que lo educa o amaestra a la conveniencia de su forma de pensar.
Cuando leo un relato como el que he adjuntado al comienzo de este mensaje, tengo la sensación de que, aunque pueda describir mi propia ruta, estoy navegando en un océano preestablecido, por tanto mi interpretación de los hechos no puede ser enteramente mía, siempre hay detrás una construcción que ha sido levantada por 'otro'.
No quiero demonizar con esta reflexión algunas de las esencias de la no linealidad, pero, desde mi punto de vista, es conveniente pensar en si la ruptura con la linealidad verdaderamente se asienta en una ideología distinta, favorecedora de múltiples perspectivas y formas de entender la realidad o la ficción, o si, en cambio, procede siempre y en último lugar de la ideología particular de la mente creadora del relato.
En definitiva, lo revolucionario, en este caso, sería que el receptor pudiese sumar su ideología, su ideario, su pensamiento, a la estructura no lineal de un relato y no tanto el hecho de que pueda seleccionar entre una panoplia de opciones fijadas de antemano. Después de todo, la tecnología ya permite, desde hace tiempo, que podamos ejercer de emirecs.

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